“El teatro cura”, dice siempre un maestro que tuve y que tengo. Tal vez, en lugar de la palabra ´teatro´ puede estar ´deseo´, sin lugar a dudas.
Reformulo pues, con perdón de NB: “El deseo cura”. Pero, ¿Cuál es la cura? ¿Qué habría que curar?
En Valeria Radioactiva la pulsión de vida y muerte están en permanente diálogo, como en el mundo real, pero maravillosamente llevada a cabo en una obra de teatro.
Valeria -interpretada ni más ni menos que por la extraterrestre de María Onetto– es una famosa guionista de telenovelas que en su clímax creativo y a las sombras de un seudónimo, es diagnosticada con una enfermedad terminal. A partir de la noticia, su equipo de trabajo intentará exprimir de una cabeza que se deshilacha, todas las ideas posibles para garantizar un nuevo éxito televisivo.

A partir de allí todo es una avalancha de acontecimientos, de enredos entre personajes y realidades y en todo momento algo imposible de describir, que parte de la profundidad con la que cada intérprete ejecuta esta maravilla de Javier Daulte.
Los 85 minutos que vaticina Alternativa Teatral -en donde se pueden adquirir las entradas- pasan casi inadvertidos a partir del diálogo entre la ficción de lo real y la ficción de la ficción que se introduce de modo tal que pareciera cumplir con lo que pide el inconsciente de cada espectador.
Ahora sí, las actuaciones: María Onetto -Valeria, la que agoniza primero- es sin dudas una de las mejores actrices de nuestro país, de latinoamérica y, tal vez, de todo el mundo. Basta comparar su rol en “Potestad” donde se apodera del teatro noh y lo que hace aquí. Es tan extrema la brecha entre una y otra que es increíble pensar que es la misma persona.
En esta obra pasa de la potencia a la fragilidad como si fuese un camaleón palpitando el peligro, e incluso con el mismo recurso orgánico, a partir de los cambios de colores en su rostro.
Percy, interpretado de modo sutil y preciso por Jorge Gentile, es su mano derecha, apuntador y cómplice. Todo lo que provoca esa unión es para aplaudir de pié.

Luego están los productores (Carlos Defeo y Flor Berthold), marcando con fino trazo lo que significa semejante responsabilidad sin entrar en clichés.
Agustín Daulte (interpreta al hijo de la protagonista) hace que sus gestos se conviertan en diálogos, la habilidad de hablar sin mencionar palabra.
Daniela Pantano, es una actriz dispuesta a todo e irrumpe en escena con una canción que te deja boquiabierto.
Por último Laura Oliva en una especie de cuasi villana que hace un culto del oficio actoral, temo no poner la cantidad de adjetivos que se merece entonces solo digo: que pedazo de artista.
¿Qué más? Mejor presenciarla, vivirla, sentirla, aseguro que nadie se puede arrepentir.
Por el momento quedan dos funciones, martes 30 de noviembre y 7 de diciembre a las 21 y 20.30hs respectivamente, en Espacio Callejón (Humahuaca 3759).
Comprá tus entradas por Alternativa Teatral haciendo clic acá.