Desde 2017, Roseti -centro cultural de Chacarita- prestaba luces y escenario a El mundo es más fuerte que yo, obra escrita por Victoria Roland y Juan Coulasso -también director del espectáculo- que debieron poner pausa obligada en marzo a su ininterrumpida puesta en escena durante más de tres años. Sin embargo, lejos de la quietud y la extinción de la pieza, la pandemia invitó a sus protagonistas a la resignificación.
Durante el proceso de ensayos, Juan le propuso a Victoria Roland -actriz y cocreadora- escribir un diario. Pero no cualquier diario, sino uno que eternizara el recorrido de la construcción viva de un acontecimiento teatral. Es así que tras ensayos eternos y sucesivas fechas de estreno pospuestas, surgió el cuestionamiento:
“Hacer teatro como dispositivo para gastar nuestros días. Ensayar como dispositivo para volver a casa reventados del ensayo. La lógica perversa de la producción capitalista usada para nada, sin propósito alguno, subvertida. ¿He ahí nuestra revolución?”
La obra y el quehacer dramático se preguntan y contestan. Se abre, entonces, un diálogo entre la experiencia escénica y sus protagonistas que deviene en libro publicado en pleno contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio para darle vida al teatro en medio de tanta sala silenciosa y oscura.
Diarios de la actriz + El mundo es más fuerte que yo, publicado bajo el sello editorial de Populibros, fusiona los textos originales de la obra de teatro y los surgidos durante la preparación de la puesta en escena. Ilustrado por Flor Sánchez, con música de Matías Coulasso y prólogo de Federico Irazábal, esta obra-libro está lejos de ser un accidente. Por el contrario, es pura intención. La intención de una actriz-mutante de compartir su proceso en forma de diario para dejar constancia de que “en algún momento de la historia hubo una obra más fuerte que el mundo” y también de que sus palabras puedan ser leídas y reinterpretadas una y otra vez.
“El teatro vive si hacemos temblar el piso y esta obra se trata de un terremoto, de un cúmulo de accidentes.”
El lanzamiento de esta obra se convierte así en un acto de finitud y La Mujer Mutante -compañía que no pudo haber elegido mejor su nombre- nos invita a vivenciar eso: la búsqueda de una actriz a su obra, de una mujer atravesando los parámetros históricos y rancios de un teatro elitista y selectivo, y su sacrificio ante una máquina cultural que no ha podido devorarla.
Para adquirir tanto este libro, como otros del mismo sello editorial, ingresá acá.