¿Cuándo iba a empezar la vida?
Es una de las primeras preguntas que suelta The Worst Person in the World (La Peor Persona del Mundo, 2021), obra del cineasta noruego Joachim Trier (Thelma, Louder than Bombs) protagonizada por Renate Reinsve, ganadora del premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes de 2021.
Contada en doce capítulos, con prólogo y epílogo, The Worst Person in the World se expone como una suerte de diario personal, un retrato de la vida de su protagonista, Julie. Y aunque esta podría ser la vida de cualquiera (y esa es una de las mayores virtudes del filme), no es cualquier ciclo, sino ese período de años que se hila a lo largo de los veinte y los treinta y en los que todo se proyecta como una segunda adolescencia, y la vida parece un boceto de lo que va a ser, algo inacabado y en desorden.
Es ése desorden quizás uno de los encantos de Julie. A lo largo de los doce capítulos somos testigos de los desvaríos de una mujer joven que siente pasión por todo, a la vez por nada: Julie estudiante de medicina, Julie estudiante de psicología, Julie estudiante de fotografía, Julie empleada en una librería, trabajo que no la llena pero la entretiene. Y en el ínterin de su descubrimiento personal la vemos enamorándose vertiginosamente de Aksel y de Eivind, dos personas que le hacen de espejo de su propio universo emocional. La protagonista va acumulando experiencias y alimentándose de ellas, aunque de fondo haya una crisis que lo envuelve todo, y es que, como manifiesta en uno de los capítulos, Julie se siente observadora de su propia vida, como si no tuviera real influjo en ella.

Renate Reinsve como Julie
Hay algo que Joachim Trier hizo muy bien, y es contar una historia que a simple vista podría parecer bien sencilla, pero que, tanto en sus recursos (por momentos surrealistas) como en la construcción de sus personajes, compone un relato con el que es fácil identificarse, simpático y ocurrente, pero no por eso carente de sensibilidad ni de tristeza. Renate Reinsve no falla en su interpretación y nos muestra una Julie intrépida, que oscila todo el tiempo entre la inocencia y el egoísmo, y que busca a través de sus relaciones algo que no sabe bien qué es exactamente, pero que parece tener la fuerza para llenarlo todo de sentido.
The Worst Person in the World, nominada como Mejor Película a la Palma de Oro, hace un abordaje moderno del sexo y del amor (uno de sus capítulos se titula «El sexo oral en la era del #MeToo«) y nos obliga a hacernos algunas preguntas incómodas pero necesarias, que se repiten todo el tiempo, especialmente entre las voces de una generación que ya no quiere ser el eco de quienes vinieron antes: ¿Qué se espera de alguien en esta era? ¿Qué hitos constituyen una vida íntegra? ¿Qué versión de nosotros queda en los otros?
Trier se aferra a un guion estable con un último golpe bajo que también podría justificarse como el simbolismo de un punto de partida, la redención de quién es uno y de quién fue junto a los demás. En definitiva, si hay algo que queda una vez más en evidencia es que no siempre se es una buena persona cuando los propósitos no están claros, y que ése camino de exploración no es lineal ni escalonado sino más bien torpe y torcido, pero nos ofrece las pistas que necesitamos para tener al menos un indicio de quiénes somos.