“Que la música sea un canal de catarsis”
– Francisco Nicholson –
El éxtasis de escuchar un buen tema no se produce con cualquier canción que circula en la industria musical. Las canciones que salen del pecho y nos tratan de trasmitir algo, se nos vuelven compañía para el viaje, para el vino o para irnos a dormir. En una charla íntima con el guitarrista y vocalista, Francisco Nicholson, nos empapamos un poco sobre los comienzos y el recorrido de “Silvestre y la Naranja”, una banda prometedora para el futuro, que logra transmitirnos mucho.
“Silvestre y la Naranja” comienza como todo lo bueno: con un viaje. Francisco y Justo Fernández (voz, guitarra y bajo de la banda) pasaban el verano en el sur de nuestro país rodeados de naturaleza y paisajes que los llevaron a conectarse con “la vida silvestre” que, no por casualidad, se presenta como el nombre de la banda misma.
En 2011, entonces, desde Pacheco, un grupo de amigos compuesto por Salvador Colombo, Mateo Mórtola, Justo Fernandez Madero y el propio Fran Nicholson, dieron cuerpo y esencia a la banda que nunca imaginó lo que se les vendría por delante. Nuestro entrevistado nos contaba que el proyecto no era, en un primer momento, el éxito propiamente dicho, sino que, por el contrario, la banda se pensaba como un momento de disfrute y placer; la idea siempre fue dedicarse a lo que más les gustaba hacer juntos: la música.
Con un formato gradual, de a pasitos pequeños, Fran nos contaba que todo se dio naturalmente, sin apurar lo que estaba llegando, ni mirando para atrás, para no perderse el crecimiento que estaban logrando. Él nos decía: “Éramos amigos y somos amigos, eso es lo más importante para nosotros, la amistad ante todo”, remarcando también que, si bien empezaron con un género más bien inspirando en el Folk por una tendencia de la época en sí, su estilo siempre fueron las canciones que podés cantar en un fogón con la guitarra criolla en mano. ¿Será por eso que todos sus temas se nos presentan como un swing pegadizo? Las canciones de Silvestre y la Naranja buscan cumplir una única función: emocionarte.
Su primer disco salió para demostrar un poco de lo que estaban hechos, inspirándose en su fanatismo por “Los Beatles”. Se abrió paso también a que los chicos muten con el tiempo y se deriven a subgéneros que fluyeron desde sus experiencias y vivencias, lo que los llevó a probar otro tipo de instrumentación y arreglos. Ante los cambios en la banda, Fran nos comentaba: “Yo creo que está bien que las bandas vayan mutando según cómo se sienten y en lo que quieren incursionar”, explicando que el cambio de la banda se dio natural y no forzado, los nutría y divertía tocar, ensayar y generar música que, hasta el día de hoy, refleja el placer que les da crear.
Su transformación se convirtió en el piso de su éxito, donde la banda se sintió realizada con la preparación de su segundo álbum, “Laguna”. El disco fue lanzado en abril del 2016 con un total de 11 canciones que navegan un estilo más melancólico y nostálgico, en palabras del guitarrista, donde se buscaba el encuentro con el escenario mismo. Bajo la frase “nosotros queríamos salir a tocar”, el productor Nicolás Kalwill juntó a la banda y trabajó con ella para sacar a flote este proyecto que trataba de ayudarlos a encontrar una identidad más propia y característica. Fran nos contaba que el hallazgo debía aparecer “siendo genuinos y fieles a lo que sentían”.
El cantante nos mencionó, también, que Laguna apareció en un momento de sus vidas donde todo era muy sensible y se encontraban “saliendo del nido” familiar para enfrentarse al mundo real. El disco refleja para ellos un poco de esa época y el feedback que empezó a generar con el público se presentó como un momento de éxito para la banda que, de a poco, comenzaban a ver los shows más llenos, con gente cantando sus canciones. Sobre ello, nos decía: “Ya no eran les amigues los que venían a vernos sino que, de repente, empezaba a venir gente que no conocíamos, gente que nos pedía una foto, y eso nos generó un gran impacto al principio, una gran manija y un incentivo a seguir haciendo lo que hacíamos.”
El escenario, para “Silvestre y la Naranja”, es donde sucede la magia. En varias oportunidades, nuestro invitado en el diván definió los shows como lo más hermoso que podían sentir y los caracterizó como la nafta que los puso en movimiento. Allí fue donde encontraron lo que la música, cargada con su placer, generaba en los oyentes y lo utilizaron como un motor.
“Hoy sentimos que pisar un escenario es para el músico promedio, o al menos para nosotros, que nos consideramos fanáticos de cantar en vivo, una especie de adicción. Es como estar en un estado de trance en el que somos uno entre nosotros y uno con el público. Se genera algo tan inexplicable… Lo que siente el espectador es como la otra cara de la moneda, donde se pierden las preocupaciones y existe una sensación de éxtasis que resulta adictiva desde un punto de vista muy sano. Así como Paul McCartney sigue tocando a los 80 años durante tres horas, sigue haciendo la prueba de sonido y más, ojalá nosotros podamos seguir de esa forma todo lo que podamos, porque es muy hermoso y es lo que más extrañamos”
La última experiencia de los chicos se puede ver plasmada en su último álbum, “Animales”. Con un proceso diferente, los artistas se detuvieron más, tardando casi dos años en completar la producción del disco, que estuvo a cargo del propio Francisco y de Justo. Grabando por diferentes lugares, componiendo desde distintos estudios y con canciones que no estaban tan ensayadas, como las de Laguna, Animales nos regala temas más bailables y eclípticos, mientras que se pasea por momentos muy diferentes. Lo que Fran destacaba es que el álbum “se escribió mientras se grababa y eso fue nuevo e interesante”. De alguna forma, buscaban moldear esa nueva etapa de sus vidas, que se presentaba como más festiva y menos conflictiva. Decía Fran: “Son etapas que van pasando y que las transmitimos lo más fielmente en nuestra música porque nos sale así”.
En Animales se encuentra “El instinto”, tema que se volvió un hit en la pantalla chica, como también en la gran pantalla de canales como MTV. El artista nos contaba que la canción se presentaba como el “caballito de batalla” de la banda que, al principio, confesaba Francisco, no les terminaba de gustar tanto, aunque después les cayó la ficha de que estaban frente a un tema pegadizo y hitero. La banda quedó conforme, en fin, con todo lo que “El instinto” conllevó para ellos. Desde un videoclip que hicieron de forma súper casera, hasta la mezcla y producción. Tampoco dejaron de mencionar el arte de tapa que contiene el single y que el tema “surtió el efecto que pensamos que podía surtir”, hecho por el cual se encuentran felices con cómo la gente la quiere y cómo se divierten al escucharla en vivo.
La cuarentena no detuvo a los chicos que, a pesar de tener que cancelar fechas en Córdoba y en la Tangente, encontraron en este impasse un momento para dedicarle a las 10 o 12 canciones que forman parte de su cuarto disco, que planean sacar en breves. Las fechas pospuestas de conciertos, ¿se verán cargadas ya con esta cuota de nuevas pistas?
Silvestre y la Naranja nos contaba que la situación actual los hizo poner el foco ahí y concentrarse en producir un contenido más casero, haciendo lo posible para cuidarse y pasar esto lo mejor posible. Bajo esta filosofía, sorprendieron a su público con unos videos de cuarentena donde mezclaron sus temas con temas de rock más clásicos, y sacando un EP en Spotify que junta un poco de este proyecto con Animales (su disco).
Francisco nos hablaba de su público y nos decía: “Estamos productivos en las redes y trabajando en el próximo disco que vamos a ir contando cómo sale. No falta mucho, vamos a ir contándoles… Así que nos encontramos re manijas con eso, nos agarró la cuarentena, como a todas las bandas, nos cambió los planes, como a todas las bandas, pero le estamos tratando de poner la mejor cara y mantenernos activos.” Con las ganas de volver al cara a cara, confesaba que el contacto virtual se mantiene, pero a la vez parece ser frío para ellos, que encuentran fuego en los shows junto a su público, al cual extrañan.
Para todos los fanáticos, solo podemos adelantar que el nuevo disco puede verse infiltrado por los sentimientos de los chicos en esta cuarentena, no a nivel lírico, pero sí a nivel emocional, tal como explicaba Fran.
Todas las canciones de los chicos se ven atravesadas por el vivir de los artistas y lo trasmiten de la mejor forma posible. Poniendo su placer al tocar, hacen que su música sea un cable que nos conecta y nos genera compañía, demostrándonos que el sonar de los instrumentos nos susurra mucho más que una pegadiza melodía. En la música de Silvestre y la Naranja se trasmite a la perfección lo que la banda busca:
“Con la música queremos ser fieles a lo que vamos pasando como jóvenes argentinos. Digo argentinos porque todo se mete en nuestra música, desde el contexto social, político y económico, hasta lo que pasamos como personas. Nuestras relaciones, quiebres, momentos buenos, momentos malos… Queremos que la música sea un canal de catarsis de lo que vamos pasando.”