Sorpresivamente, sin querer, encontré este video ideado por Porter Robinson y Madeon, musicalizado por ambos DJs, en el año 2016. Otra bellísima obra de arte.
En estos casos, nunca se llega tarde, sin duda. La musicalización es hermosa y la animación, increíble. Porter, conocido por sus animaciones relacionadas al anime, no deja de sorprender con una historia que empieza por parecer sencilla -dentro de su complejidad- y que va tomando forma a medida que avanza la canción.
Es una historia de amor, de principio a fin, donde un padre, ante el inminente colapso de la tierra, logra encausar a su hija en un viaje espacial para que sobreviva. La historia especula con la vida artificial y los sueños. Principalmente, con los sueños.
Todo el video parece una creación de la protagonista, que puede idear imágenes a su gusto y saltar de una a otra sin límite temporal, hasta que comienzan a aflorar en ella recuerdos breves; allí es donde la música alcanza su pico máximo de complejidad porque es donde busca subsumirnos: en los recuerdos.
Parecería que la niña es tan sólo una inteligencia artificial, pero resulta que en ella habitan memorias de otros instantes, de otro mundo, de amor. Se reconoce de niña y el cierre es, sencillamente, fenomenal.
Es inevitable querer y querer más de esta historia, de esta mezcla de sonidos, de esta voz, de esta magia. Yo sé que Porter Robinson siempre lo logra, pero esta vez resultó tan sentido, tan real, que no puedo creer que sea tan sólo una canción y no una historia real.
Solo añadiré que, cerrando el video, se utiliza una carta dirigida hacia la protagonista, a quien le borraron los recuerdos para evitar su sufrimiento. Sin embargo, cuando hay tanto amor: ¿los recuerdos son malos?
Es algo que nos definirá Rin, sin ninguna duda.
A modo de corolario, la canción toma elementos de otros álbumes de ambos artistas, incluyendo las voces cortadas.
¿Tarde? Siempre hay tiempo para una pausa.
