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Scream (2022): una recuela con el fandom bajo el filo del cuchillo

Resurgir, traer, o reiniciar, cada quien con el término que guste, franquicias que vieron la luz décadas atrás, a veces puede no convencer a todos y poner el radar de los fans en modo precaución. Michael Myers con Halloween Kills (2021) o Chucky (2021) en forma de serie, tuvieron la posibilidad de desempolvar las armas y abrir camino al regreso de asesinos legendarios. Muchos sabíamos que para otros era cuestión de esperar, porque siempre vuelven. Y la espera terminó: Scream (2022) ya se puede ver en pantalla grande. 

Ghostface ♥

Me senté a ver Scream (2022) con vértigo, pero del lindo. Después reveer y maratonear las películas en pantalla chica, era la primera que iba a disfrutar en cines (porque no sé a donde estaba cuando en 2011 se estrenó Scream 4). Pero las expectativas estuvieron ahí, elevadísimas. Y no descendieron.

Ahora con la dirección a cargo de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillet, anfitriones del casamiento sangriento en Ready or Not (2019) y quienes nos llevaron de viaje con secretos corales por la ruta en Southbound (2015), esta nueva Scream no es Scream 5, hasta cierto punto. Tampoco es un remake en sí, aunque mantiene la búsqueda en la fidelidad a la original. El argumento de la actual Scream, primera sin estar bajo la dirección de Wes Craven (1939-2015), trae nuevas víctimas: 25 años después de que una racha de asesinatos brutales conmocionara a la tranquila ciudad de Woodsboro, un nuevo asesino imitador se ha puesto la máscara de Ghostface para resucitar secretos del pasado.

En una época donde la nueva ola del terror elevado acapara las miradas del público,  películas que usan el género a modo de excusa para ir más allá del mero susto y opta por escarbar en ciertas profundidades humanas, como The Babadook (2015), The Witch (2015), Hereditary (2018) o elevadísimo y con calzador, Get Out (2017), Us (2019), Midsommar (2019), esta nueva visión del terror no iba a quedar afuera del comentario meta que siempre propuso el universo creado por Craven.

Scream (2022) pone nombre al concepto de lo que se propone ser: una recuela. Más meta scream que nunca, las reglas de las recuelas se escriben sobre el pasado, el volver a una cierta esencia de la original, esa que hizo emerger nuestro amor y fanatismo por las películas (dentro y fuera del universo Scream), sus historias, héroes, villanos. Hay que volver a los orígenes después de que, varias veces y en algunos casos, las secuelas de esas producciones (actuales o no) que tantas emociones nos despertaron, perdieran el hilo. Pero ese “devuélvannos la esencia de la cual nos enamoramos” también significa un “ a ver de qué forma nos la devuelven sin cambiar demasiado”. Y en Scream la esencia fue, es y será, el tríptico de Sidney (Neve Campbell) Gale (Courteney Cox) y Dewey (David Arquette). La nostalgia elevada al cubo.

Sidney Prescott (Neve Campbell) – Gale Weathers (Courteney Cox)

Podría hablar de la nueva generación de víctimas, como Samantha Carpenter (Melissa Barrera) la mexicana aspirante a nueva Sidney, quien carga con todo el peso de la trama y se vuelve objetivo de Ghostface por el simple hecho de tener raíces fuertes (demasiado) con el pasado de Woodsboro. También de su hermana, Tara Carpenter (Jenna Ortega) que destaca (incluso más que la protagonista) en la clásica e infaltable secuencia inicial con el primer llamado y jueguito de Ghostface. O del grupo infaltable de amigos devenidos a sospechosos, porque, no nos olvidemos de lo que dice la regla: el asesino siempre es alguien que conoces

Pero en la recuela que es la actual Scream, la propuesta está en retornar a donde empezó todo y poder continuar la historia: y traer a los originales es fundamental para mantener vivo el espíritu genérico. Sidney con una vida hecha y lejos del cuchillo del asesino, recibe la advertencia de Dewey acerca de que alguien se puso la máscara, una vez más. Y sabemos que donde está la noticia también está Gale.

Y más allá de la sangre que inevitablemente vamos a ver con dolor y tristemente derramada… volver a Woodsboro es algo que siempre podemos hacer.

Dewey (David Arquette)

Lo certero es que esta Scream tiene un equilibrio bien marcado entre lo que esperamos ver de un slasher y de una nueva parte de una saga que nos encanta. La sangre producto de las puñaladas de Ghostface no viene en cuotas y el suspenso, junto a esa sensación de que creemos estar seguros de en qué momento va a aparecer y que al final parece hacerse rogar, están bien resueltos. No todo es lo obvio. O sí, pero balanceado, volviéndose un cliché que se desmiente constantemente porque es eso lo que uno espera que pase. 

Cuando nos enteramos que la tríada iba a estar nuevamente, todos fue celebración, más bien, pero también sabíamos que hacerlos el foco de la historia (de manera explícita) podría haber sido repetitivo, a menos que hubiesen contado con un buen haz bajo la manga para que esta vuelta se sintiese fresca, todavía más.

Los tres vuelven muy bien parados y con las marcas por todo lo atravesado hasta este momento. Curtidos con la experiencia y la convicción de saber cuándo creer, cuándo dudar y cuándo estar seguros de que algo de lo que pasa alrededor es una “trampa”. Y con toda la sabiduría que les dio el género y la antorcha encendida, más que principales, Sidney, Gale y Dewey están como refuerzo, como las figuras mentoras de la nueva generación de la cual algunos no saben cómo encarar lo que les toca vivir. Una nueva generación que trae a la pantalla el debate sobre este terror elevado y su nuevo aporte al género, aparentemente escasos de interés y casi dándole la espalda a ese clásico terror el cual todos conocemos.

Samantha «Sam» Carpenter (Melissa Barrera)
Tara Carpenter (Jenna Ortega)
Richie (Jack Quaid) – Samantha (Melissa Barrera) y Dewey (David Arquette)

El metalenguaje por supuesto está más que en alza y apunta la mirada crítica directamente a las películas y en consecuencia: a las comunidades de fandom. Porque, hay que decirlo, el termino fan siempre tuvo connotaciones prestadas para la burla o que rozaban con la obsesión. ¿Quiénes no fuimos señalados con el dedo por nuestros gustos, por amar algo que otro, o cualquier pluralidad, no compartía? Los dibujos que mirábamos, los juegos a los que jugábamos, el grupo musical del cual siempre hablamos, las películas que vemos una y otra vez sin posibilidad de cansarnos. ¿Se los puede culpar por lo que despierta en ciertos espectadores? Interminable es la lista de gustos y proporcional la gente dispuesta a volver lo que nos gusta un motivo de risa. O en su defecto, existen los extremos. Y llevar el fanatismo a cruzar la línea… puede dejarnos muy mal parados. Parece que Mickey en Scream 2 no estaba tan errado.

Volver a la saga y ahora a Scream (2022), siempre es cuestión de goce. Ya no está intacto ese susto virgen que la primera hizo efecto en mí, pero trae unos nuevos y bien pensados que son aptos de dárselos en el cine. Una recuela que nos lleva de la mano por la nostalgia, por las calles de Woodsboro y sus lugares que tan importantes fueron a lo largo de las películas, sin mezquinarnos sangre y suspenso. Además, poder volver a ver a nuestra Tríada heroica retornar siempre “es un honor”…

Autor

davidjuanjosepasos

Estudiante de la licenciatura en Artes Audiovisuales en la Universidad Nacional de las Artes. Guionista, cuentista y redactor.

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