Desde una narrativa poética y una perspectiva inocente Katie Found nos presenta My First Summer, un film que retrata un romance que te cautiva por la cálida sencillez y ternura en que las jóvenes protagonistas, Claudia y Grace, emprenden el camino del autodescubrimiento.
Claudia (Markella Kavenagh), una joven de 16 años, creció aislada del mundo exterior por decisión de su madre, quien decidió ponerle fin a su vida de una manera drástica. Tras este hecho trágico, la joven conoce a Grace (Maiah Stewardson), de su misma edad, quien va a traer a su solitaria cotidianeidad una nueva forma de ver la vida, a la que Claudia no estaba acostumbrada.
Grace va a ser quien va a llenar de colores la vida de Claudia, como si esta fuera un lienzo, mientras empiezan a crear un vínculo desde la ternura, la inocencia y el autodescubrimiento a partir de un romance secreto, donde no existe el tabú, sino dos seres que se permiten ser.

Sin embargo, va a ser el adultocentrismo el que va a darle el tinte dramático a esta historia, no solo desde el comienzo con las influencias de la madre de Claudia hacia la joven y su forma de ver el mundo -ya que desde su mirada se lo retrata como un lugar horrible lleno de monstruos- sino también luego de que las dos jóvenes empiecen a crear su vínculo dado que la paz que sienten en su lugar seguro va a ser amenazada por quienes intentan descubrir qué fue que pasó con la madre de Claudia.
My First Summer, escrito y dirigido por Katie Found, es un film que desde su narrativa poéticamente sencilla -con una cálida fotografía tanto en los planos de interior como exterior y una música minuciosamente elegida para cada escena- te va a zambullir en esta historia de amor de dos adolescentes con una perspectiva cómplice e inocente donde la ternura es también la protagonista.
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