El filme de Sol Berruezo Pichon-Riviére parte de una premisa desgarradora: Erín, de tan solo 5 años, se ahogó en la pileta de su casa. Su madre está atravesando por una profunda tristeza y vive encerrada en su habitación. Por otro lado está Cleo, de 12 años, la hermana mayor de Erín, que la extraña a ella y a su madre, que no tiene las fuerzas para ocuparse de ella ahora. Por eso, su tía y sus tres primas se quedan en la casa con ellas y cuidan a Cleo.
Las niñas intentan distraer y levantarle el ánimo a Cleo con juegos y diversiones infantiles, y por momentos lo logran, pero también están esos estadios de tristeza profunda en los cuales Cleo extraña a su hermana y prefiere permanecer en soledad con su dolor.
La película, que participa en la Competencia Argentina, no da soluciones mágicas ni resoluciones milagrosas. Nos muestra cómo esta familia de mujeres, desde el amor y el apoyo, viven sus días sobrellevando la pérdida de Erín.
La combinación entre la lúdica infantil, la muerte y la aventura, tornan a esta cinta de una belleza única, tanto desde lo narrativo como desde lo visual. Las destacables actuaciones de las niñas y el tacto de los personajes para afrontar tal situación contribuyen enormemente a la construcción de este escenario repleto de emociones a flor de piel.
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