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‘Leonor’, un especial de comedia por Malena Pichot y Julián Lucero

La pandemia por covid-19 supuso muchos desafíos para el espectro artístico. De golpe, obligó a una reinvención; con las herramientas tecnológicas que estuvieran al alcance de la mano y del modo que mejor se adecuara a las necesidades que el arte mismo implica hubo que sostenerse para continuar llegando a un público que está ahí, que siempre está ahí, especialmente ahora. El streaming probó ser, desde hace ya un tiempo, uno de los formatos que mejor funcionan, y un recurso fértil para experimentar. Con esta intención, Malena Pichot y Julián Lucero desplegaron sus armas creativas y gestaron Leonor, un especial de comedia rodado en pandemia, emitido a través de la plataforma de Eventbrite.

Leonor cuenta con lo mejor de dos mundos: la magia de la teatralidad y la flexibilidad del audiovisual. Sin opulencia, con apenas cinco escenarios y un trabajo de dirección llevado a cabo por Nano Garay Santaló (también el responsable de la dirección en las series Por ahora y Mundillo), el especial sigue el relato de Leonor Isabel Magdalena de Schwarzenberg, más conocida como Leonor, una princesa austríaca del siglo XVII que inspiró muchos de los mitos vampíricos que conocemos hoy en día, y que reencarna en la Argentina de los 2000 en la compañía de Cristopher, su lacayo. Sentada en un antiguo sillón de su casa en el barrio de Almagro, Leonor hace un descargo por streaming. En él recorre su vida, revela algunos de los personajes históricos con los que estuvo involucrada y denuncia su mayor frustración: el haber sido negada como “la primera mujer vampiro”, siempre con las interrupciones de Cristopher, que hace de árbitro a la par de “cuidador” de la mujer que acompañó durante veinte años tras su reencarnación.

La historia se va tejiendo de manera prolija, conjugando muchos de los elementos que tanto Malena Pichot como Julián Lucero supieron incorporar en otras producciones; líneas inteligentes cargadas de ásperos cuestionamientos de género, clase o especismo, y un sentido del humor que limita (y juega) con el absurdo.

Durante el streaming de Leonor ninguno de los dos personajes hace mención de la pandemia, aunque el mismo escenario, la casa antigua venida a menos en la que viven Leonor y Cristopher y cuyos espacios llenan con sus discusiones constantes, ponen de manifiesto el enclaustramiento que supuso para elles volver de la muerte, y las cuestionables estrategias que debieron poner en marcha para sobrevivir. El vínculo entre ‘ama’ y ‘servidor’ enseguida muestra los matices de una relación todavía más compleja, cargada de complicidad pero también de resentimiento. “Todo vínculo es un monstruo”, dice y enmarca con una sonrisa irónica una Malena Pichot afrancesada, con una inmensa y rubia peluca, mientras se arregla las mangas del pomposo vestido que lleva puesto y que debe tener los mismos años que ella, si es que no más.

Quizás la fecha elegida para la reencarnación de Leonor sea un guiño al cíclico devenir del caos, o una especie de reivindicación tragicómica en el orden de las cosas: una noble europea que aparece en América Latina, completamente despojada de sus lujos y obligada a recordarlo todo. En cualquier caso, si hay alguien que ha sabido reinventarse son estos dos singulares personajes, que irrumpen una vez más, fuera de la ficción y dentro de ella, en una instancia bisagra en la historia.

 

Recordá que si ya sacaste la entrada tenés tiempo hasta las 20 hs para verlo haciendo clic acá.

 

Autor

Lucila Acciarressi

Comunicadora y periodista cultural.

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