Cuando se ingresa a la sala para ver Ojos Amarillos se distinguen a primera vista en el escenario elementos comunes de un hogar: una mesa y un sillón individual. La configuración de una casa en la sociedad capitalista supone que cada espacio sea creado para que cumpla una función. Compartiendo el mismo espacio, la mesa representará el comedor, mientras que el sillón evocará la sala de estar. Cuando uno ahonda en los pequeños detalles que rodean estos elementos, se evidencia que hay una puesta en escena de una propiedad privada aristocrática. En la aristocracia los espacios comunes son habitados únicamente por los pertenecientes a esta clase, mientras que los empleados domésticos que trabajan para el burgués se alojan en espacios de producción del hogar. Alrededor de la mesa se encontrarán dos sillas, lo que supone que es la cantidad de integrantes que habitan estos espacios exclusivos. En primera instancia, se observarán dos personajes que conforman una pareja: Bruce Wayne, el patriarca, y Selina, su esposa.
Desde la presentación de los personajes no solo veremos a un simple aristócrata, sino también al héroe gótico desenmascarado que posee a su esposa Selina, que anteriormente fue Gatúbela hasta contraer matrimonio con él. Además de estos dos protagonistas, visibles dentro del escenario, aparecerá también un sujeto invisibilizado: el Gato rescatado de la calle por nuestro personaje de cómic para obsequiárselo a Selina.
Se presenta un doble ingreso de sujetxs externos a la burguesía. En primera instancia, Bruce “rescata” a Gatúbela para que no ingrese al sistema penitenciario y luego “rescata” al Gato de un callejón. El personaje ingresa dentro del espacio burgués a dos plebeyos marginales que no eran pertenecientes a este espacio. Esto, que supone en primera instancia un acto de generosidad, es en realidad una acción funcional, porque por fuera se convertían en una amenaza para su integridad: Gatúbela por ser una de las pocas personas que podrían derrotar a Batman, y el Gato, que al ser un marginal de la sociedad podría potencialmente convertirse en un villano.
En esta estructura creada por Bruce Wayne emerge una incomodidad a través de una pesadilla: sueña que tiene las manos ensangrentadas, es decir, que se ensució las manos cometiendo un asesinato. Ese sueño corrompe su integridad porque Batman como héroe de Ciudad Gótica nace ante la inoperancia de las fuerzas de seguridad del aparato del Estado. El burgués deja su encierro y se convierte en héroe para defender la propiedad privada y la integridad de los habitantes funcionales a su sistema. Un lema de Batman es nunca asesinar, sino generar las condiciones necesarias para que el que haga un acto delictivo ingrese al sistema penitenciario y sea castigado. Celina percibe esta vulnerabilidad de su esposo y comienza a trabajar dentro de su sistema para corromperlo junto a la ayuda del gato y volver a su verdadera identidad: ser Gatúbela.
En épocas donde se hace énfasis en la rebelión contra el sistema, pero en cuya construcción se suelen visibilizar en exceso los mecanismos que generamos para destruirlo, Ojos Amarillos nos trae una lectura innovadora que evidencia cómo se corrompe un sistema capitalista desde adentro.
Este viernes está programada la última función de la obra escrita y dirigida por Edgardo Dib y actuada por un excelente elenco conformado por Rocío García Loza y Pablo Lezcano en el Paraje Artesón. Espero que haya nuevas funciones por mucho tiempo más del estimado, y así lo pueda apreciar una mayor cantidad de público.
