La nueva miniserie de Netflix, una de las más vistas en el mes de octubre, creada por Molly Smith Metzler cuenta con diez capítulos que expresan distintas realidades de la sociedad estadounidense. Sin embargo, son situaciones de la vida cotidiana que invita a reflexionar ya sea porque lo vivimos o por la relación que pueden tener esta historia con hechos cercanos.
Está inspirada en el libro Maid: Hard Work, Low Pay and a Mother’s Will de Stephanie Land. Retrata la historia de Alex (Sarah Qualley), una mujer joven que es madre de una niña de 3 años llamada Maddy(Rylea Nevaeh Whittet). Ella termina con la relación abusiva que tiene con Sean (Nick Robinson), el padre de su hija. Él tiene problemas con el alcohol por lo cual madre e hija están expuestas a hechos violentos. Alex, ya tiene una historia personal complicada al contar con una madre (Andie MacDowell) con problemas psiquiátricos y un padre (Billy Burke) ausente, la historia deja ver que hay una historia violenta entre lxs padres de Alex.

El primer punto que nos propone analizar la serie es sobre la violencia económica que sufren las mujeres, cuando se les niega un trabajo fuera de casa y por tanto, hace que dependa económicamente del agresor. Se establece un mecanismo de bloqueo económico haciendo que la víctima no tenga los recursos económicos necesarios como para abandonar la relación. Sin embargo, Alex decide abandonar su casa con su hija y decide pedir ayuda financiera en los programas de asistencia social. Esto no es fácil porque tiene que enfrentarse a distintas burocracias del Estado.
Después de tantas frustraciones, es contratada por una empresa que envía a empleadas domésticas a domicilio a casas de familia con un buen nivel adquisitivo, es un sistema desigual porque pagan muy poco y los materiales los tiene que pagar la propia empleada, es decir, a la protagonista de esta historia no puede obtener una ganancia para darle a su hija una buena calidad de vida. Axel, va descubriendo casas a donde tiene que ir a trabajar y observa las distintas realidades que la incentivan a volver a escribir.
En toda esta puja por conseguir una vida mejor, se enfrenta a audiencias judiciales porque el padre de la niña quiere la tenencia compartida, ya que Alex entiende que el padre no es de las personas más adecuada para la crianza quiere obtener la tenencia completa, esto es difícil porque la justicia no es justa y siempre falla a favor del opresor.

Otro punto interesante que deja ver la miniserie es el problema de acceder a una vivienda o alquilar un departamento ya sea porque es caro o porque no aceptan alquilar el departamento a personas que reciban asistencia social. Madre e hija cuentan con la ayuda de un refugio de mujeres que sufrieron violencia de género y viven en un edificio por un tiempo hasta conseguir una independencia económica y lograr alquilar. En principio, logran mudarse del refugio pero se van mudando por distintas razones y tampoco quieren quedarse mucho tiempo en alguna casa de algún familiar. Buscan alquilar y construir su propio espacio.
Por otro lado, también se ve la violencia psicológica Alex al estar en una relación tóxica con el padre de su hija deja de hacer lo que más le gusta que es escribir. Perdió toda posibilidad de poder expresarse, poco a poco la va recuperando cuando va saliendo de esa relación y también gracias a los talleres que brinda el refugio de mujeres donde se van ayudando entre ellas para recuperar la confianza y la autoestima que le han quitado. Ella decide retomar sus proyectos postergados de estudiar escritura creativa en la Universidad.
El título en español las cosas por limpiar se puede interpretar no sólo por el trabajo doméstico sino por limpiar los vínculos personales que nos hacen daño y no nos deja crecer a nivel personal. Es tomar la iniciativa de poder transformar y desnaturalizar situaciones violentas para poder crear los vínculos sanos.