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La difícil y placentera tarea de leer a Virginia Woolf

A Virginia la encontré en Madrid allá por el ¿2015?. No estoy segura. Solo sé que tropecé con La señora Dalloway en la calle, me la llevé y empecé a leerla, acurrucada en la cama cucheta del hostel esa misma noche. Subrayé la primera frase:

“La señora Dalloway dijo que ella misma compraría las flores”

La señora Dalloway - Curriculum Nacional. MINEDUC. Chile.

Pero la abandoné en seguida. En su cuarta novela, Virginia elige narrar un día de junio, pero desde una perspectiva llamada monólogo interior o fluir de la conciencia. Su prosa es hermosa, pero confunde; te lleva hacia atrás, hacia adelante, hacia adentro. Supongo que por eso la abandoné tan rápido; no era el libro indicado para un viaje.

Virginia volvió conmigo, enterrada en algún rincón de la mochila. Intenté retomarla un par de veces, pero siempre la volvía a abandonar. Hasta que en febrero del caótico 2020 empecé a leerla en los viajes en subte y tren rumbo al trabajo. Dejé de pensar en la historia y me concentré en el lenguaje. Subrayé varías frases que me gustaría compartir, pero presté mi ejemplar y mi memoria no es tan buena.

Una vez que superé esa primera barrera, me volví a encontrar con ella meses más tarde. A room of one´s own es un manifiesto feminista publicado en 1929, que sigue teniendo vigencia hoy en día, con proclamas que sobreviven al paso del tiempo:

A Room of One's Own - Alma Books

“No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”

“Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción”

En mitad del invierno, me enamoré de Orlando, ese joven aristocrático mezcla perfecta de masculinidad y feminidad. Ya en 1928, Virginia empezaba a poner en discusión la binariedad de los géneros en esta novela, donde su escritura muta y se vuelve un poco barroca, enroscada, novelesca, divertida:

“Las piernas, las manos, el porte eran los de un muchacho, pero ningún muchacho tuvo jamás esa boca, esos pechos, esos ojos que parecían recién pescados en el fondo del mar”

“Se movía como un ciervo, sin la conciencia de sus piernas”

Por último, me hundí en Las olas. Otra vez dejé de pensar en la historia y me dejé llevar por el ritmo del lenguaje, ese ir y venir de palabras que arman un mapa de metáforas, ideas y personajes únicos:

Las olas (Contemporánea): Amazon.es: Woolf, Virginia, Bosch Vilalta, Andrés: Libros

“Este es nuestro mundo, iluminado por lunas crecientes y estrellas de luz”

“La identidad me falló. Nada somos, me dije, y caí”

Me crucé con Virginia en pleno invierno madrileño y tardé años en poder acercarme a ella. No creo que sea una escritora fácil, pero sí necesaria. Tómense el tiempo que necesiten para leerla, pero léanla. No se van a arrepentir.

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