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‘La Chaco’, de Juan Solá

Tìtulo: La Chaco

Autor: Juan Solá

Editorial: Hojas del Sur

Páginas: 174

Género: Novela Realista

 

Y un día, el gusano empieza a tejer su capullo. Con su hilo de seda, se va envolviendo hasta quedar dentro de ese refugio llamado crisálida que le servirá de protección durante el tiempo que le lleve convertirse en mariposa. Hasta que los hilos de seda no se rompen, la libertad es un anhelo de ese par de alas que se van fortaleciendo poco a poco. Una vez fuera, nunca más dejarán de moverse hasta el día inexorable de la muerte. Un devenir signado por la transformación de un único ser en el que coexisten, inevitablemente, tres estados, tres destinos, tres vidas que no pueden pensarse de forma separada. Ximena, Lucy, Galaxia, Hiedra y Carina se nos presentan en la novela a partir de estas tres facetas: gusanos que debieron convertirse en crisálidas antes de llegar a ser mariposas (y que no por ser mariposas, dejan de desear, a veces, volver a ser crisálidas). No sabemos sus edades, y ello poco importa en la historia, porque la vida de cada una de estas travestis debe ser tomada como un constante camino de búsqueda, de descubrimiento, de ansias de libertad, pero lleno de golpes y capullos creados para afrontar esos golpes, que buscan derrumbarlo todo.

La Chaco nos presenta un nuevo universo creado por Juan Solá, ese joven autor argentino que no necesita del ruido de las grandes editoriales para estar en boca de miles de lectores que comparten sus publicaciones en las distintas redes sociales y le permiten hacerse escuchar, de la misma forma en que Solá le da voz y entidad a esos personajes invisibilizados en la literatura y, muchas veces, también en la gran urbe; personajes que todos sabemos que existen, pero que muchas veces no nos atrevemos a nombrar o mirar. Así, las microalmas protagonistas de la épica urbana de Solá dan la bienvenida a este nuevo grupo de heroínas que se suman a la lucha por su inclusión en la sociedad, fundiéndose todos ellos en un abrazo con su creador que, en palabras de Susy Shock, les otorga una belleza doliente para que dejen de ser crónica policial y se conviertan en poesía. La Chaco es también Ximena, esa travesti provinciana que llega a la gran ciudad en busca de una vida que en su casa y en su pueblo le es prohibida. Es ella y a la vez cada una de las Ximenas que se encuentran con sus compañeras cada noche en la misma esquina, en ese hábitat que les es designado por la sociedad, o en la celda fría de la comisaría, o en la pieza que comparten en el barrio marginal que las recibe con desprecio. Y también es Sergio, ese hijo varón que avergüenza a su padre, que recibe piñas en su casa y en la escuela, que siempre se sintió Ximena.

En La Chaco, la denuncia es constante porque la falta de empatía social siempre se hace presente para con las protagonistas de la historia. Los diversos registros utilizados a lo largo de la narración dan cuenta del rechazo y la alienación total hacia las travestis por parte de los distintos sectores sociales: la identidad de las protagonistas no es respetada durante la infancia por las maestras de la escuela, ni en la adultez por los policías que las detienen constantemente sin razón alguna; la mayor parte de los familiares se niegan a aceptar sus elecciones, e incluso intentan modificarlas a la fuerza; en los medios se las trata de delincuentes y los vecinos emiten opiniones de forma desmedida y sin ningún tipo de conocimiento previo; el sector laboral las rechaza y la violencia patriarcal se ejerce sobre ellas en todas sus formas posibles. La noche, el miedo, la prostitución, la pobreza, el peligro y la discriminación son elementos comunes de la realidad de Ximena, Lucy, Carina, Hiedra y Galaxia, y de todo el colectivo que representan. Esto se hace visible a través del lenguaje elegido por Juan Solá para construir la narración, que si bien se acerca a la dura existencia que debe sobrellevar todo el colectivo LGTB+ en nuestro país, no alcanza siquiera para representar una mínima parte de lo que deben afrontar en su cotidianidad.

Como si la vida de gusano no tuviera sus complicaciones, Solá también nos retrotrae a los inicios de la crisálida. Allí donde la heteronormatividad es ley primera y lo que pretende ser protección y consejo es tan solo un intento de revertir una realidad ajena que desafía directamente al poder del patriarcado. Nos encontramos entonces con maridos que abusan de sus esposas, padres que dirigen (o al menos eso desean) las elecciones de sus hijos en distintos ámbitos de su vida, hombres que frecuentan prostíbulos para pagar por alcohol, droga y sexo en pos de dar valor a su masculinidad. El sentimiento de culpa se hace fuerte en este punto ya que busca convencer al más débil y vemos niños que se sienten obligados a cambiar muñecas por pelotas de fútbol, maquillaje y pelucas por conjuntos deportivos del club del que es hincha papá, y noches de jugar a ser reinas de belleza por escapadas al prostíbulo para la ceremonia familiar del tan ansiado debut sexual del nene.

La lectura de La Chaco resulta interesante por múltiples sentidos. Sus personajes provienen de las más variadas clases sociales y culturales, y representan una problemática que afecta a toda la sociedad en su conjunto. Asimismo, empatizamos con cada uno de ellos por los fragmentos que el autor nos provee para ir reconstruyendo sus historias de vida, visibilizando ese arduo camino de lucha que aún en las últimas páginas, y una vez concluido el libro, se sigue transitando. En fin, una novela que nos sitúa frente a ese sector social relegado invitándonos a ser parte de su realidad durante sus ciento setenta páginas, pero también frente a esa sociedad que margina para hacernos conscientes de la falta de empatía que la caracteriza. Nos subimos entonces a una montaña rusa de sentimientos, que transforman esta novela en una lectura dolorosa, pero también memorable y recomendable.

Autor

Vanina Gerez

Estudiante del Profesorado en Letras. Escritora.

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