Una de las películas más esperadas de este 36° Festival Internacional de Cine de MDQ fue la biopic que sigue a Richard Williams, padre de las grandes tenistas Venus y Serena Williams. King Richard, con el espectacular protagónico de Will Smith, nos introduce en la crianza particular que él le dio a sus hijas, sus aspiraciones y dificultades, el camino hacia el éxito y todo lo que ello implica.
Bajo la dirección de Reinaldo Marcus Green, el film se presenta dentro de la sección Autoras y Autores, permitiéndonos conocer en profundidad el largo trayecto que la familia Williams tuvo que recorrer para ganarse el reconocimiento y respeto de todos en el mundo del tenis, hasta ese entonces un deporte en el que había poca participación de personas afrodescendientes.
Con sus puntos a favor y otros cuestionables, conocemos a Richard Williams, un hombre muy determinado que, desde antes de que Venus y Serena nacieran, ya había elaborado un plan para que ellas fueran las mejores tenistas de la historia. No dudó de él ni por un segundo y siempre fue fiel a sus valores, por más de que a veces ello fuese en contra de lo que todos esperaban, siendo duramente criticado y menospreciado en su momento.

King Richard llega para convencernos de que con trabajo, esfuerzo y dedicación todo es posible. La confianza y seguridad en uno mismo son las herramientas infalibles para alcanzar la grandeza. Resulta inspiradora la historia de una familia que con talento y una gran autoexigencia hizo frente al racismo y al clasismo, llegando a lo más alto.
Una vez más, Will Smith es merecedor de todos los halagos con esta gran interpretación que consigue transmitir en profundidad los sentimientos y pensamientos de Richard, una persona trabajadora y terca, decidido a hacer de sus hijas las mejores en el deporte, a su manera.
La película busca ser un espejo del pasado, enalteciendo a las hermanas Williams y a su padre, pero también mostrando las debilidades y rasgos más duros de los mismos. El precio del éxito es elevado, y ellos están dispuestos a luchar por ello. Aquí hay tristeza, enojo y frustración, pero también alegría, amor y trabajo en equipo.