“Whatever hour you woke there was a door shutting”
Historia de fantasmas comienza así, con una cita de Virginia Woolf y una pareja, tirados en un sofá, hablando. Ella le cuenta que de chica se mudaba mucho así que escondía notas en cada una de las casas en las que vivía para que, si un día decidía volver, hubiera un pedazo de ella esperándola. Una idea que me enamoró casi tanto como la cita del inicio.
Aún tirados en el sofá escuchan un ruido. El primero de muchos. Él muere en un accidente y vuelve en forma de fantasma. Un fantasma de sábana blanca, a lo halloween. Mientras tanto, ella come sentada en el suelo de la cocina, escucha la música que él compuso y se termina de despedir de esa casa y de ese amor. Él, el fantasma de esta historia, el muerto, el que se fue, es el que se queda. Algo lo ata a esa casa.
Historia de fantasmas o A ghost story, dirigida por David Lowery, es la historia de un fantasma que vaga por la casa en la que vivió, sin poder despedirse. Siempre pensamos en cómo despedir a nuestros muertos, pero nunca nos preguntamos por cómo nuestros muertos se despiden de nosotros.
Es entonces cuando comienza un viaje en el tiempo. El escenario es siempre el mismo: el lugar geográfico en el cual estaba la casa del fantasma, pero el tiempo gira hacia adelante y hacia atrás, sin una lógica aparente. Vemos cómo cambian las paredes, las personas, la música y el fantasma sigue ahí.
Historia de fantasmas es una película lenta, con poco dialogo, que dice mucho pero sin pronunciarlo; sin embargo no aburre; hay algo, una tensión, un dejo de tristeza, un suspiro de esperanza que hace que quieras mirar hasta el final y saber qué pasa con ese fantasma. Esta película del 2017, protagonizada por Rooney Mara y Casey Affleck, lenta, cíclica, triste, extraña y hermosa en parte iguales es una oda a las despedidas.
Mirá el tráiler: