Usamos el prefijo «hiper-» cuando queremos referirnos a algo que se presenta de forma excesiva, magnificada y en cantidades mayores a lo habitual. De esta manera, un hipermercado es un mercado de grandes dimensiones, y una persona hiperactiva es aquella que, en pocas palabras, se muestra más activa de lo esperado. En los últimos años, el término hipertexto ha ganado terreno en el ámbito literario. Constituye una de las tantas palabras que han surgido a partir del uso masivo de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. Cuando usamos el prefijo «hiper-» delante de «texto», nos referimos a una lectura que desborda sus propios márgenes. Esta forma de escribir ya no propone un recorrido y significado único sino que, por el contrario, presenta múltiples caminos y maneras de ser entendida. Se trata de un texto que se compone de muchos textos a la vez y cuyas dimensiones exceden los límites preestablecidos por el canon literario.
La literatura digital constituye un claro ejemplo de hipertexto, dado que los formatos narrativos que nos posibilitan aplicaciones tales como Twitter, Instagram, Tumblr, GitHub, entre otras, nos invita a construir nuestros propios itinerarios de palabras. Se trata de producciones que requieren necesariamente de la interacción de unx otrx, lo que nos obliga a olvidar las viejas formas sacralizadas y anquilosadas de leer literatura, haciéndonos partícipes en la construcción de un sentido que, por supuesto, ya no es unívoco ni unilateral. Debido a que utilizan soportes virtuales, estas textualidades combinan palabras con multiplicidad de imágenes, videos, sonidos y pantallas. Cuando nos referimos a un hipertexto ya no es posible hablar del acto de leer en sí mismo, ya que este tipo de literatura no solo se mira, sino que también se escucha, se navega, y se reescribe.
Dentro del amplio universo de la literatura digital y los hipertextos encontramos la hiperpoesía, una forma interactiva y multimodal de acercarnos al –tan distante y, a veces, complejo- género lírico. La hiperpoesía, al igual que todos los proyectos literarios generados en el ámbito virtual, constituye un fenómeno global que tiene lugar en Internet, sin distinción de idiomas ni fronteras geográficas. Es en este contexto que surge Pergamina, un directorio de hiperpoesía alojado en GitHub, uno de los repositorios online de código de programación más utilizado en el mundo. Esta propuesta poética gestada en Argentina cuenta con un manifiesto artístico, al estilo de los vanguardistas de comienzos del siglo XX, y con cuatro experiencias hipertextuales diferentes que se actualizan y amplían de manera periódica.
Cada uno de los dispositivos poéticos ofrecidos en Pergamina insta a lxs lectores a abandonar su postura pasiva frente al texto y convertirse en verdaderxs productores de sentido literario. Las diversas propuestas guardan relación con el mundo digital y contienen referencias, tanto implícitas como explícitas, de los procedimientos y acciones que llevamos a cabo en la red. De esta forma, el primero de los hiperpoemas se titula «Voy a tener suerte», apelando a una de las opciones ofrecida por Google al momento de buscar información online. Emulando el aspecto del clásico motor de búsqueda, este texto hiperpoético nos invita a clickear en distintos nombres propios para develar supuestos historiales de navegación que se disponen en forma de versos hasta crear una poesía caótica y plagada de constantes y nuevas referencias. De hecho, cada verso constituye un link que podemos visitar para seguir navegando y así, multiplicar las pantallas que componen el poema.

Otra de las propuestas de Pergamina, denominada «Subordinadas», consiste en una serie de opciones numéricas que al presionarse generan automáticamente el comienzo de una oración que finaliza con una preposición o conector subordinante, es decir aquellas partículas lingüísticas que nos permiten enlazar una construcción sintáctica con otra. De esta manera, ningún verso acaba por completarse y el poema se extenderá durante el tiempo que sigamos presionando un número atrás de otro. Se construye así una poesía infinita y completamente versátil, adaptable a las elecciones de cada lector. Además, cabe destacar, que las palabras no se ubican de manera lineal y ordenada en la web, lo cual nos permite armar nuestro propio recorrido de lectura, intercalando algunos términos con otros y, por lo tanto, alterando su significado.

El directorio de Pergamina se completa con «No soy un robot» y «2222- Notación una poesía del futuro’para». En el primer caso, se imita el formato visual de los llamados captcha de comprobación que solemos encontrar en los campos de registro para verificar que, en efecto, no somos robots. No obstante, en lugar de extrañas combinaciones alfanuméricas, cada campo de comprobación presenta un verso diferente. Nuestro rol como lectores y productores de este hiperpoema consiste en tipear en una caja de texto el captcha para que luego se reescriba en la pantalla. Cada verso da lugar a otro y así se repite el proceso, generando una larga e infinita estrofa compuesta en base a captchas tan metafóricos como crípticos.

Por último, «2222-Notación una poesía del futuro’para», como ya lo anticipa su título, no solo experimenta con la interacción digital de los usuarios sino que también reconstruye el lenguaje español en sí mismo. Los versos alteran el orden habitual de la estructura gramatical, desafían las reglas ortográficas y transcriben las palabras de manera fonemática, como si en lugar de escribirlas las dijéramos en voz alta. A su lado, se presentan dibujos geométricos que añaden un intrigante componente visual a la propuesta. Por momentos, se omiten los sustantivos, verbos o coordinantes que hacen entendible semánticamente la oración. No obstante, nuestro rol como lectores consiste en recomponer lo escrito y completar los significados ausentes. Inevitablemente cada unx de nosotrxs lo hará de manera diferente y, por lo tanto, se generarán cientos de poemas completamente distintos.
En efecto, en el marco del proyecto Pergamina ninguna experiencia de lectura resulta igual a la anterior. Diferentes usuarios pueden tener distintas lecturas e incluso el mismo usuario podría leer dos poemas completamente distintos a pesar de realizar las mismas acciones o visitar los mismos links. El juego y el azar son una parte crucial en estas propuestas literarias y transforman a la hiperpoesía en una fuente inagotable e infinita de lectoescritura. De esta manera, nos encontramos ante una concepción de la poesía completamente inédita y acorde a los tiempos que corren: innovadora e interactiva, en donde abandonamos nuestro rol pasivo como lectores para pasar a ser los protagonistas de una verdadera experiencia de literaria.