Una de nuestras películas favoritas de la Competencia Argentina es este 36º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata fue Punto Rojo, del director Nicanor Loreti. Una propuesta divertida, dinámica e interesante que nos confirma que no hace falta un enorme presupuesto ni una mega producción para hacer un film entretenido y digno de destacar.
La historia nos presenta a Diego, un hincha de Racing que está participando en un concurso radial sobre preguntas del club para ganar un premio de miles de pesos. En un auto estacionado en medio de un descampado en algún lugar de la provincia de Buenos Aires, pareciera que él está completamente sólo, pero de repente las cosas se complican cuando un hombre cae del cielo en el capot del auto, un avión se estrella, hay un secuestro de por medio, y una policía encubierta de mal carácter, sumado a una «bomba atómica», aparecen en escena.
Sin necesidad de muchas locaciones ni de una gran cantidad de actores en escena, Loreti consigue presentar un policial atrapante con buena comedia, acción, misterio y rasgos bizarros. El recurso de la estética cómic en ciertos puntos claves, y la imagen en blanco y negro para representar momentos del pasado resultan atractivos visualmente y contribuyen a crear el ambiente único que tiene esta película.

Punto Rojo es especial por su capacidad de conectar con el espectador, que puede entablar una relación con los personajes e incluso identificarse un poco con ellos. Es la esencia de nuestra argentinidad lo que nos hace reír, sufrir y estar expectantes a cada novedad que nos presenta la trama.
Con la presencia de lujo de sus realizadores en sala, nos enteramos que el proceso de rodaje se vio alterado por la pandemia de covid-19, debiendo ser postergado, con todo lo que ello implica. Pero con muchas en contra, la predisposición y amor por el cine fueron más fuertes, logrando concretar la película y presentarla en salas con público presencial, habiendo terminado de filmar recién este año. Esto hace que el trabajo de montaje adquiera aún más valor, mostrándonos un proyecto sólido y claro que parece tenerlo todo para ser un éxito.

También resulta oportuno remarcar que esta es un producción participativa en la cual todos los involucrados en su realización tuvieron la oportunidad de hacer propuestas, improvisar en las actuaciones y hacer de éste un proyecto colectivo. Nicanor, feliz con el resultado y el recibimiento del público, aseguró que esta es la película con la que está más satisfecho, en cuanto a su resultado final y las expectativas que tenía sobre lo que quería hacer.
Sin dudas una opción acertada para ver en esta edición del Festival, y que nos deja ansiosos por ver el próximo trabajo del director.