Si algo podemos reprocharle al cine mainstream, y a la cultura en general, es la falta de representación LGBTIQ+. Bueno, podemos reprocharle la falta de representación de cualquier identidad, corporalidad o etnia que esté por fuera de la norma hegemónica.
Al cine LGBTIQ+ lo vamos a buscar. Es muy poco probable que nos topemos con él. Lo vamos a buscar porque necesitamos sentirnos representadxs, necesitamos vernos reflejadxs en una historia de amor, en un drama, en una comedia, siendo villanxs o héroes y heroínas de la película.
En esta selección de films recomendamos a cuatro directoras y directores que tematizan sobre el cine LGBTIQ+ y construyen, a partir de sus diferentes miradas, un padre homosexual, una hermana trans, un triángulo amoroso entre tres hombres y demás, haciéndole justicia a cómo fuimos representadxs, o a la nula representación, a lo largo de la historia del cine.
La ley del deseo (1987)
Si de representación habláramos, sin lugar a dudas no podríamos dejar fuera a un director como Pedro Almodóvar. Lucrecia Martel, en un homenaje rendido al director durante el Festival de Venecia de 2019, dijo: “mucho antes de que las mujeres, los homosexuales, las trans, nos hartáramos en masa del miserable lugar que teníamos en la historia, Pedro ya nos había hecho heroínas. Ya había reivindicado el derecho a inventarnos a nosotras mismas. Ya había puesto las prótesis de mamas, los dildos, al lado de un cucharón, o una olla de vapor, al mismo nivel que cualquier cosa útil”. Una definición precisa de la importancia de Almodóvar en la representación LGBTIQ+ dentro del cine.
La ley del deseo es una historia de amor entre Pablo, un exitoso director de cine y teatro, Juan, de quien este se encuentra perdidamente enamorado, y Antonio, un joven que está obsesionado con Pablo desde que vio su última película.
Es un relato del amor obsesivo, que los partícipes terminan convirtiendo en tragedia. Dicha tragedia no ronda solamente sobre la homosexualidad, como muchas películas hacen, sino que la mayoría de los personajes toman como propio dicho aspecto y la película hace hincapié en las obsesiones que los atraviesan.
Laurence Anymays (2012)
Es la tercera película del director canadiense, Xavier Dolan. Una historia de amor entre Laurence, un profesor de literatura, y Fred, una realizadora audiovisual.
El comienzo del film, a modo de epifanía, nos revela cuál será el conflicto que estos dos atravesarán: la necesidad de Laurence de transicionar a quien verdaderamente es, una mujer.
Pero, a diferencia de lo que podríamos llegar a esperar de esta historia, Fred no la abandona. Ella acompañará a Laurence en este cambio trascendental dentro de su vida, a pesar de la hostilidad que comienza a atravesar por parte de su entorno y de la sociedad misma.
A través de una estilización digna de esta historia, Dolan retrata el amor inalterable y la profundidad del mismo, el dolor que a veces este conlleva, la reconciliación con uno mismo y con los otros, la búsqueda de libertad y los espacios de pertenencia.
El silencio es un cuerpo que cae (2017)
Es un documental dirigido por Agustina Comedi que retrata la vida pasada de su padre ya fallecido, Jaime.
A través de entrevistas, escenas ficcionadas y material fílmico de su padre, Agustina se adentra en su pasado y desgrana una historia plagada de secretos. Reconstruye la historia de Jaime, en la que lo descubre como un joven militante homosexual de los años 70.
Este documental retrata los mandatos sociales de la época, que llevan a Jaime a construir una familia dentro de la heteronorma, la irrupción del VIH en aquellos años, la militancia política de izquierda que, a pesar de estar en la “vanguardia” del pensamiento, aún así excluía a las identidades disidentes, y la represión corriente de los años 70 en Argentina.
Reflexiona sobre la libertad, la identidad y, como reza en el título del documental, el silencio, que según palabras de la directora, es lo único que pesa.
Retrato de una mujer en llamas (2019)
Es la última película de la directora Céline Sciamma. Situada en el siglo XVIII, Marianne es contratada para retratar a Héloïse quien, luego de la trágica muerte de su hermana y tras salir del convento, es obligada a casarse. Héloïse se niega a ser retratada por lo que Marianne debe hacerlo a escondidas y hacerse pasar por dama de compañía para luego poder realizar el retrato. Su relación se vuelve cada vez más intensa a medida que transcurre el tiempo que ambas comparten, lo que las lleva a enamorarse. Es la historia de amor entre una artista y su musa.
Céline Sciamma pone en juego la concepción de musa y artista, deconstruyéndola y dejando a ambas en un estatus de igualdad. Reflexiona sobre las problemáticas de las mujeres construyendo un universo en el que son las protagonistas (los hombres aparecen muy en segundo plano) y cita el mito de Orfeo y Eurídice, realizando un poético paralelismo entre este y la relación que construyen Marianne y Héloïse.