En varias ocasiones, tenemos una perspectiva sumamente occidental sobre las mujeres árabes, no tomando en cuenta que han realizado un recorrido paralelo a las mujeres de otras partes del mundo en la lucha por sus derechos, y que los problemas de dominación y patriarcado son comunes a todo el globo.
Nawal El Saadawi fue una escritora, pionera del feminismo árabe y médica egipcia. En su libro La cara desnuda de la mujer árabe nos permite derribar la óptica occidentalista, planteando que «las culturas islámicas, árabes u orientales no son la únicas que han transformado a la mujer en una mercancía o en una esclava. La civilización occidental y el cristianismo también lo han hecho”. La opresión a la que se ve sometida una mujer no depende de la religión que ejerce en su entorno, ni a si ha nacido en una sociedad occidental u oriental. Se entiende que deriva del sistema patriarcal y de clases por el que se han regido los seres humanos históricamente.
Con respecto a la educación, desarrolla que la segregación de sexos fomentó la división de ciertas profesiones y vocaciones femeninas, que consistían en atender y servir a las mujeres de la clase media y alta. Por ejemplo, a ser nodrizas se dedicaban chicas que provenían de los sectores más pobres de la sociedad árabe, lo que significaba una vergüenza y deshonra para la familia porque una mujer no debía trabajar fuera de la casa. Se consideraba que la familia tenía que ser capaz de alimentarla y vestirla.
En el libro se menciona, también, que en el año 1873 se inauguró la primera escuela de niñas en Egipto, destinada a jóvenes esclavas para servir en los palacios de la clase dirigente. Las escuelas oficiales de enseñanza secundaria para niñas se empezaron a crear en el siglo XX mientras que la escuela secundaria para chicos existía desde mucho antes. En el año 1929, la Universidad Egipcia abrió sus puertas a las mujeres, admitiendo solamente a cuatro jóvenes estudiantes.
Siguiendo este mismo eje, pero desde el cine, la directora Samira Makhmalbaf realizó la película A las cinco de la tarde en el año 2003. En el 2001, con la caída del régimen Talibán en Afganistán, volvieron a reabrirse las escuelas para mujeres. Si bien, Afganistán no es un país árabe dicha película permite reflexionar la opresión que viven las mujeres. El filme narra, entonces, la historia de Nogreh, una mujer que vive en Kabul y su deseo es volver a la escuela para poder ser presidenta en un Afganistán destrozado por la crisis económica, política y social, en donde ella tiene el deseo de poder transformar la situación, buscando principalmente la igualdad de condiciones para todxs.
Este camino no es fácil porque tiene que enfrentar a una familia conservadora que ve mal que una mujer vaya a la escuela y por eso debe ocultar sus acciones, como también desafiar las tradiciones y una sociedad machista. Se refleja que la libertad de pensamiento, cuando se trata de la religión, es un derecho todavía prohibido y peligroso, del mismo modo que acontece con la política o los sistemas de gobierno, especialmente si la cuestión se extiende a la lucha de clases. El elenco está compuesto por Agheleh Rezale, Abdolgani Yousefrazi, Razi Mohebi y Marzieh Amiri.
Nawal El Saadawi sostiene que la emancipación de las mujeres árabes solo puede llegar como consecuencia de la lucha de las propias mujeres, organizadas en la fuerza política para combatir eficazmente por sus intereses. Se deben formar movimientos políticos de mujeres bien organizados, que posean unos objetivos y métodos de lucha bien definidos, y que determinen los derechos por los que las mujeres deben luchar. Palabras que, hasta el día de hoy, conservan actualidad.
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