Todos los 13 de junio se celebra en nuestro país el Día del Escritor y la Escritora.
Un día como hoy, pero 147 años atrás, nacía Leopoldo Lugones, poeta, cuentista, novelista y ensayista oriundo de Córdoba, aunque desde su juventud se radicó en Buenos Aires. Lugones fue un gran exponente de la corriente modernista en América del Sur de forma tal que, a lo largo de sus sesenta y tres años de vida, recibió diversas distinciones; en 1924 fue condecorado con el Premio Nacional de Literatura y en 1928 fue elegido para presidir la Sociedad Argentina de Escritores, misma institución que decidió conmemorar a lxs escritorxs argentinxs en esta fecha. Además de producir literatura, también dedicó muchos años de su vida a pensarla y entenderla. Tanto él, como Ricardo Rojas, fueron grandes impulsores de la organización, sistematización y estudio profesional de la literatura argentina.
Sin embargo, mucho ha cambiado desde el momento en que Lugones trazó algunos de los primeros pasos de nuestra literatura nacional. Hoy en día, las nuevas tecnologías de la comunicación y la información han modificado ampliamente los modos en los que leemos y escribimos. Es por ello que, con el objetivo de repensar la labor literaria en nuestro tiempo, conversamos con Mauro Croche, escritor y guionista argentino distinguido por sus publicaciones literarias en redes sociales.
Mauro nació en 1978 en la localidad bonaerense de Zárate y, actualmente, cuenta con siete libros publicados, uno de ellos bajo el sello de editorial Planeta, en coautoría con la criminalista e instagramer mexicana, Elizabeth Valky. A su vez, tiene más de 224 mil seguidores en Instagram (@maurocroche) mientras que supera los 800 mil en Facebook (http://facebook.com/maurocrocheterror), en donde originalmente publicó algunos de sus escritos y comenzó a ganar cada vez más popularidad.
Mauro se especializa en los géneros de terror y suspenso y él mismo afirma, en su sitio web oficial (https://www.maurocroche.com/biografia), que muchos de sus relatos siniestros se encuentran inspirados en hechos que ha vivenciado. La particularidad de la producción de Croche radica en que muchos de sus cuentos de terror son narrados a partir de mensajes de WhatsApp. De esta manera, el autor combina la famosa plataforma de mensajería instantánea con distintos contenidos audiovisuales que ayudan a construir la atmósfera de misterio característica del género: audios con gritos desesperados, fotografías borrosas, videos con apariciones fantasmagóricas, entre otros, son algunos de los recursos elegidos por el escritor para mantener en vilo a sus lectores hasta el último mensaje.

Al preguntarle sobre cómo surgió esta idea, Mauro nos comenta que, en gran medida, se debe a la monotonía que le producía escribir historias de terror en el formato convencional. Además, agrega: «empecé a buscar alguna alternativa que me resultara más divertida, y sobre todo, más llevadera para los lectores de las redes sociales. Fue así como un día, navegando por Facebook, me encontré con una captura de pantalla de un WhatsApp, que era como una especie de anécdota graciosa, entonces me dije: ¿por qué no contar relatos usando estos chats? Fue así como surgió la primera historia, que escribí en menos de diez minutos, y los resultados a nivel de audiencia fueron muy buenos, porque se viralizó de inmediato y me permitió ganar más lectores en muy poco tiempo«.
Mauro forma parte de una nueva generación de escritores que se animan a volcar sus textos en las redes sociales y eligen los novedosos formatos de la literatura digital para capturar a su público. En sus propias palabras, Internet y particularmente plataformas como Instagram, Twitter o Facebook son «excelentes vidrieras para mostrar los trabajos«. Escribir en la virtualidad lo ha obligado a adaptarse a las distintas características de cada aplicación. Sobre ello, Croche señala que los blogs, espacios elegidos por muchos escritores hace años atrás, respetaban un formato más tradicional; sin embargo, «en cuanto surgieron las redes como Facebook o Instagram, ahí sí creo que cambiaron muchas cosas. Hubo que adaptar el relato a las normas de cada red social«.
De esta manera, él también vio afectado su modo es escritura en la medida en que trataba de adecuarse a las reglas de cada plataforma: «Facebook es un poco más amigable con los relatos largos, pero Instagram, por ejemplo, que es muy visual, ya no tiene esa facilidad. Por ejemplo yo ahora planifico los relatos en base a diez capturas, porque sé que Instagram no me permite subir más que esa cantidad por publicación. O sea que más o menos sé cuántas palabras entran en cada captura, y en base a eso voy estructurando el relato, guardándome lo mejor y el ‘gancho final’ para las últimas dos. A veces me siento molesto por este encorsetamiento, pero para eso tengo la novela y el cuento tradicional: ahí vuelco todas las palabras que me da la gana sin pensar tanto en los ‘tiempos’ y las ‘formas’ del lector de redes sociales, ahí se produce una liberación y es por eso que mezclo ambas formas de escribir«.
En efecto, el hecho de contar con muchos seguidores en las redes sociales no significa que descuide su producción en formato analógico. Recientemente salió a la venta su cuarto libro, Watson, una novela ilustrada en donde se narra, desde la perspectiva de un gato, la vida en un mundo apocalíptico. En primera instancia, el libro fue difundido por las redes para más tarde venderse en papel.
De esta manera, se puede hablar de Mauro Croche como un autor híbrido que combina el formato analógico con las historias digitales en las redes. Al tener experiencia en ambos modos de publicación, le preguntamos qué destaca de cada forma de escritura: «En el formato tradicional me siento más liberado y con menos presión, pero también tiene sus desventajas, por ejemplo, si yo voy publicando una novela digamos ‘por entregas’ en las redes, más o menos por los comentarios me doy cuenta si va gustando o no, si engancha, si le falta algo, etc. Y entonces puedo corregir el rumbo. En cambio al escribir una novela en forma tradicional no existe ese feedback, uno trabaja más a ciegas, pero también en forma más íntima, y eso a veces produce resultados muy distintos e incluso superiores«.
Además, agrega: «Por otro lado, concibo el formato tradicional y digital íntimamente ligados, porque con el digital yo me doy a conocer, llego a los lectores, y el tradicional es decir publicando en papel, me permite lo que se conoce vulgarmente como ‘ganarse el pan’, es decir obtener dinero para vivir, pagar las cuentas, etc. Veo el mismo proceso en Hernán Casciari; él sube sus relatos a las redes, los lee en vivo, y así la gente lo conoce, y después les vende el libro en papel, que los lectores fieles compran gustosos porque, por lo general, uno compra lo que conoce o ya probó. El ejemplo de Watson que mencionás lo resume todo: porque si bien Watson está publicado en formato de papel, previamente existió en formato de cómic online. El lector que lee el cómic por lo general se muere por tener el libro en papel«.
Finalmente, le pedimos a Mauro que nos dé, en este día tan especial para lxs amantes de la literatura, algunos consejos para comenzar a escribir en las redes: «Ese es un tema complejo, porque hay que ver para qué alguien quiere publicar en redes. Íntimamente, aunque algunos lo nieguen, los escritores quieren ser leídos por mucha, mucha gente. El problema es que no es tan fácil darse a conocer en las redes si uno va con mentalidad de ‘escritor de arte contemporáneo’. Eso produce frustración, porque por lo general no se logra mucha audiencia. Aunque disguste, si uno quiere digamos tener cierta cantidad de lectores, tiene que despegarse de esa idea del ‘artista que vive del aire’, y adoptar un perfil más empresarial. No queda otra. Cada escritor es una empresa, y cada libro, un producto que ofrece al público. Si no se logra entender ese concepto, entonces difícilmente se logre tener más que un borrador que leen solo los familiares. Es importantísimo perfeccionarse en el arte de la escritura, y al mismo tiempo, hacer cursos de marketing, ventas, etc. Sé que es una parte que muchos escritores rechazan y prejuzgan, pero lamentablemente (y digo lamentablemente porque a mí tampoco me gustan demasiado) son las leyes del mercado que nos rigen en todos los ámbitos de la vida. Es cuestión de adaptarse, o morir peleando contra los molinos de viento. Cada cual elige cuál camino tomar«.
Es evidente que las nuevas tecnologías nos invitan a repensar la literatura y cómo leemos y escribimos en el siglo XXI. Tal como expone Mauro Croche, escritor argentino pionero en la construcción de historias mediante redes sociales, Facebook, Instagram o cualquier otra plataforma pueden volverse nuestras mayores aliadas al momento de escribir y publicar de manera independiente. Sin lugar a dudas, es momento de crear nuevas historias adecuadas a nuestro tiempo y enriquecernos de las oportunidades del mundo virtual.