El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se ha ocupado siempre de darle la debida atención y reconocimiento a aquellos films de décadas pasadas que fueron importantes dentro del mundo cinematográfico y se han convertido en clásicos. En esta oportunidad, entre las seleccionadas estuvo Badou Boy, una de las joyas ocultas de los 70´ y que podría pasar desapercibida si no se la examina como merece.
Este mediometraje de una hora del reconocido director senegalés, Djibril Diop Mambéty, sigue las aventuras de un adolescente fresco y atrevido de los barrios marginados mientras, escapando de un policía, viaja por las calles de Dakar en un pequeño bus de trasporte público. El protagonista es apodado «badou boy» (chico malo) por sus conocidos; el director, oriundo de esa ciudad, lo describió como «un erizo de calle un tanto inmoral que se parece mucho a mí».
El joven «badou boy» se la rebusca a lo largo de toda la película para hacer que las cosas siempre salgan a su favor, y lo logra, a veces a costa de otros y de la ley. Por ello, sus travesuras ocasionan que a un policía caricaturesco se le ordene atraparlo, y así empieza una persecución y juego de escondidas con escenarios que son tanto cómicos como improbables.
A través de la cinta se refleja la mirada de Mambéty hacia la Senegal de la época, con un toque sarcástico, celebrando la subcultura urbana y parodiando al Estado. Las diferentes escenas muestran distintos escenarios de Dakar y del modo de vida de su gente; en un país donde la pobreza abunda y el trabajo escasea, las acciones de nuestro protagonista no parecen más que un intento por sobrevivir. Sin embargo, hacia el final de la película, el espectador puede reconocer que sus motivaciones serían otras: disfrutar la vida y divertirse, como un niño que juega, y que el dinero pase a un segundo plano y solo se viva el momento.
A pesar de la corta extensión del film, Mambéty logra hacer que el espectador aprenda a meterse en la historia y a simpatizar con los personajes, que son variados y originales. No hay necesidad de mucho diálogo para hacer sólidas sus caracterizaciones y que uno logre conocerlos.
Dentro del mismo año de haberse estrenado, Badou Boy ganó el premio Silver Tanit en el Festival de Cine de Cartago, en Túnez. Asimismo, fue exhibida en el Festival de Cine de Cannes de 1973. Por otro lado, no recibió atención en Reino Unido hasta el año 2006 cuando se la aclamó como a una joya perdida gracias a su estreno en el Filmhouse Cinema de Edimburgo en motivo del Africa in Motion Film Fest.
Un cortometraje para disfrutar durante la cuarentena.
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