En un presente donde la fama pesa más en la balanza que la autenticidad, Achura se manifiesta en contra de los parámetros desde su música. La banda, conformada por Martín en la voz y guitarra, Pablo en la batería, Rubén en la guitarra y Federico en el bajo, llegan a las entrañas de uno conservando la pureza de la música en sus letras y su melodía.
- ¿Cómo surge la idea de Achura?
Me encantaría poder darte una razón sobrenatural para ponerle Achura a la banda, pero la verdad que fue bastante superfluo. Nosotros nos conocemos ya de otras bandas, con Pablo que es el baterista y con Federico que es el bajista, y ya tocamos en otra banda llamada Gris. Cuando se disuelve, yo toqué por todos lados, como cuando uno se separa, empieza a picotear por todos lados. Después, nos juntamos de nuevo a tocar, propusimos hacer covers, como para salir a tocar a bares, esas cosas, y medio como que todos teníamos ganas de hacer temas propios, y con eso empezamos a armar algo. La idea del cover quedó bastante en el pasado porque la idea era hacer música propia. Así siento que puedo transmitir mucho más de este lado. La banda se llamaba Atom, que tampoco era un tema muy filosófico, tomábamos mate y el termo era de marca Atom. Cuando decidimos tomarlo un poco más en serio, empezamos a tirar posibles nombres y, no sé por qué, salió achura, nos empezamos a cagar todos de risa, era fácil de recordar, nos decidimos por Achura entonces. También tiene que ver con otro hecho, buscándole otro sentido para poder darle otro color, también, la achura son las entrañas, es lo visceral, está en el interior.
- ¿Cómo nacen sus canciones?
Las letras las compongo yo, sí, porque tiene que ver, por momentos, con cosas que me pasan, que creo que le pasan a todo el mundo y las trato de pluralizar o llevarlas a que algunas personas se sientan identificadas, y por otros momentos, con gente, sucesos; por ejemplo, “El nombre del Bastón” es un tema que compuse pensando en Gandhi, uno de mis referentes entre otros. Musicalmente, es medio lo que sale del mejunje de gente que toca cosas diferentes, nosotros tenemos diferentes orígenes musicales y medio que lo que sale es la homogeneidad de todo eso. Hay una intencionalidad, los temas tienen un hilo conductor, más o menos tienen transiciones parecidas, tratamos de buscar esa homogeneidad.
- ¿Qué los inspiró para su último álbum?
El álbum tiene cuatro temas: “El Hombre del Bastón” es el que está dedicado a Gandhi, “Llevate el Sol” que es un tema dedicado a mi hermano, “Cómplices”, una historia de un amor tóxico, y “Fugitivo”. Hace un tiempo, hubieron tres tipos que se escaparon de la cárcel, ellos estaban escondidos, y la canción me hizo pensar en la idea de sentirse perseguido, fugitivo de algo. La letra pasa por ese lado, de una persona que está huyendo de algo, porque realmente se siente perseguida, cómo deja su vida atrás para sobrevivir, pase lo que pase, y seguir adelante, sintiendo esa adrenalina siempre. Esos temas tienen una representación en el arte de tapa.
- ¿Están orgullosos con lo que generan en el público?
A nosotros la gente que nos sigue es porque les gusta la banda. Nuestra idea es que la gente que nos siga le guste lo que hacemos. Yo toco para ver en el otro que vibre lo que yo escribí. Me acuerdo una vez toqué un tema con mis amigos, una persona se puso a llorar, le llegó la música, y ahí vi mi trabajo hecho. Me gusta ver al público, y no me importa el montón, me gusta el hecho de lograr esa atención, de estar concentrado, escuchando lo que está pasando.
- ¿Y ustedes están orgullosos con lo que son?
Nosotros tratamos de ser sinceros con lo que queremos. Cuando empezamos con la banda, supimos que había que hacer cosas que uno no tiene ganas, hacer lobby, por ejemplo, usar cierta vestimenta porque garpa más para las fotos, y en un momento nos cansamos y dijimos al carajo, nosotros no somos eso, amamos la música y no tiene que ver con eso. Es bastante similar a lo que le pasó al Rock cuando empezó, transmitía toda esa furia, esa visceralidad, que se fue perdiendo un poco, resurgiendo, se fue armando como una gelatina. Tratamos de ser sinceros con nosotros mismos, no hay una fórmula para lo que se llama el éxito, ser famoso. Cuando las cosas son forzadas la naturaleza te lo va diciendo. Yo escribo por algo siempre, que se entienda, cuando me quiero poner a hablar como un superado sobre el tema, me doy cuenta de que es forzado y no llega a nadie, o si llega, llega mal. La mejor manera es sincerarse, si llegan a salir mal las cosas, el único error que cometiste es que las cosas te hayan salido mal, pero siempre fuiste vos.
- ¿Qué representa “Achura” para vos?
Achura es mi templo. Amo la música y tocar en vivo me conecta con algo que no me puedo conectar de otra manera. Vibra algo en mí que no vibra con otras cosas. Y Achura es el medio. Me gusta mucho la música que hacemos, puteamos mucho, disfrutamos mucho, discutimos mucho. Vivo algo con lo que soy. Pablo el batero es la cabeza, para todos, es el que pone el freno donde hay que ponerlo, el que sabe poner a tiempo y tiene oído no solo musical sino también criterio. Rubén, el guitarrista, es el perfeccionista, tiene mucho criterio musical y es el que encuentra el punto de unión entre todos. Logró unir básicamente todo, viene de un mundo musical diferente, es bien violero, tiene un toque muy particular, eso lo hace distintivo y logró la unión entre todos. Fede, el bajista, es un chabón que aparte de ser muy buen bajista aporta mucho al vivo, es muy pasional, en ese punto somos bastante parecidos a pesar también de que después discutamos bastante, pero él aporta mucho más al vivo. Fede y yo somos más sueltos.
Achura es la reunión entre amigos con las risas compartidas y las disidencias, las penas por un amor que no funcionó y los insultos por un golpe en el pecho. Mantienen su aura intacta y eso es lo que hace que sus canciones iluminen como lo hacen, y es así como consiguen ver un grupo de personas compenetradas con su trabajo, y no tan solo un montón. Son las vísceras que conforman el rock y las mismas que vibran en uno en el transcurso de la vida, y son también un simple grupo de amigos con la vívida nostalgia de un género musical tan vibrante, que se proponen extender su vitalidad hasta donde las cuerdas de una guitarra, o el platillo de una batería lo permitan. Hasta donde las cuerdas vocales duelan y hasta donde las vísceras no soporten más.